Cuando realizamos de manera excelente nuestra función propia alcanzamos la felicidad. La dificultad de la ética radica en descubrir lo propio del ser humano como tal y enseñarnos a desarrollarlo. Si lo conseguimos llegaremos a ser plenamente. Y seremos felices. Como un guitarrista, cuya función propia es tocar la guitarra, cuando lo hace de manera virtuosa y consigue sacar de su guitarra el sonido que desea.
Aquí dos ejemplos de guitarristas felices:
1. Paco de Lucía.
2. Jimmy Hendrix.
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